Cuando los conquistadores invadieron al nuevo mundo, y establecieron su sociedad entre los habitantes de esta tierra, trajeron con si una tradición de opresión y también una tradición de estratificación humana. Reglas ellos impusieron sobre la gente que esclavizaron y les ultrajaron hasta que ellos mismos creyeron que eran inferiores. Generaciones pasaron en opresión, tanto psicológica como física. Y ahora, hoy en día, los cicatrizes siguen en la mente hispana.

La muerte de Hugo Chávez, el dictador de Venezuela por más que una decada, esperamos que sea el principio de un capítulo mas brillante en la historia venezolana. Pero no sabemos todavía si es hora de celebrar un futuro de progreso en la cuna de libertad sud americana. Pues Chávez, por todo el daño que hizo, no fue un tal cruel como el Pinochet de Chile. Más bien él era la expresión de una enfermedad más sutil que envenena el futuro latino americano.

En los últimos meses, con el anniversario de la invasión argentina de las islas Malvinas (o ‘Falklands’ como los llaman los habitantes) Argentina ha vuelto abrir el asunto de la pertenencia de unos doce mil kilómetros cuadrados de isla en el sur del Atlántico. Argentina por años ha declarado que las islas Malvinas son suyas y que el império Británico se les han robado. Y, en el año 1982, el gobierno de Argentina decidió tomar acción militar para recuperar lo que ellos creían que les fue quitado.